URACO PERSISTENTE
El uraco es el remanente embrionario de la alantoides, esta estructura aparece tempranamente en el desarrollo fetal, alrededor del decimosexto día, derivada del endodermo. Hacia el quinto mes de gestación la alantoides sufre una degeneración hasta obliterarse completamente su
luz, eliminándose, de esta manera, la comunicación
entre la vejiga ya formada y el ombligo, dando origen
al uraco, el cual se localiza en el tejido conjuntivo
laxo entre la fascia transversalis y el peritoneo;
su parte terminal cursa intramuralmente en la
pared vesical2.
El primer caso de anomalía sintomática del
uraco conocido fue descrito en un joven de 18 años
de edad, identificado y tratado por Bartholomaeus
Cabrolius en 1550
LAS anomalías del uraco no son frecuentes, se
calcula en 1 en 5000 y además no todas llegarán
a manifestarse clínicamente1
TIPOS
El seno uraco-umbilical consiste en una
dilatación ciega del Uraco hacia la terminación
umbilical; una apertura pequeña hacia
el ombligo se puede encontrar presente, evidenciándose
descargas periódicas por el ombligo.
En la Ecografía se puede observar una
estructura tubular delgada sobre la línea media
por debajo del ombligo. Suele asociarse a
complicaciones infecciosas (2, 4, 8,11).
El divertículo uraco-vesical se comunica
con la vejiga en su cúpula. Esta patología se
presenta cuando la terminación final vesical
del uraco falla en obliterarse. En la mayoría
de los casos es asintomático y suele encontrarse
como hallazgo incidental en tomografías
realizada por otras razones, y se observa
como una lesión quística sobre la línea media,
justo por encima de la pared antero-superior
de la vejiga. La ecografía muestra una lesión
extra luminal que protruye de la vejiga, se
encuentra llena de líquido y no se relaciona
con el ombligo. Suele encontrarse en pacientes
con historia de patología obstructiva del
tracto de urinario bajo y puede complicarse
con infecciones del tracto urinario, litiasis en
el uraco y aumento de la prevalencia de carcinoma
en la edad pos puberal (2, 4, 8,11). En los
niños esta patología suele estar asociada al
fenotipo prune-belly.
El quiste del uraco se desarrolla cuando
existe un cierre de los dos extremos del uraco
con una persistencia de este en su punto medio;
ocurre principalmente en el tercio inferior
del uraco, suelen ser pequeños, pero hay
reportes de gran variación en su tamaño. Son
sintomáticos cuando comienzan a aumentar
de tamaño, pero suelen ser hallazgos incidentales.
Tanto la ecografía como la tomografía
muestran una imagen quística sobre la línea
CLINICA
El diagnóstico
de anomalía uracal se realizó en base a la clínica,
caracterizada por episodios de secreción umbilical
acuosa e inflamación periumbilical. Uno de los
casos fue diagnosticado durante la realización de
procedimiento laparoscópico por apendicitis aguda
y posteriormente referido a nuestro centro.
DIAGNOSTICO
1. Sinograma o
fistulografía, útil en los casos en que existe comunicación
con el ombligo. La cateterización del trayecto
y la inyección del contraste permite confirmar el
diagnóstico y determinar el tipo de anomalía de
uraco presente; 2. Ultrasonido abdominal; 3.
Cistografía miccional; 4. Tomografía axial computarizada
El tratamiento aceptado involucra la resección
del uraco en todo su trayecto, incluyendo el peritoneo
parietal dejando únicamente los extremos
umbilical y vesical, ya que la resecciones parciales
se asocian a una recurrencia alrededor del 30%7; los
casos de infección pueden ser tratados en dos tiempos
quirúrgicos.
En la literatura mundial se han reportado varios
casos de degeneración maligna del uraco hacia adenocarcinomas,
principalmente de tipo mucinoso,
cáncer de células transicionales y cáncer epidermoide.
La incidencia exacta de este tipo de cambios
neoplásicos es desconocida, pero se calcula alrededor
del 0,01%15. La presencia de una masa palpable
en la línea media infraumbilical y hematuria en conjunto
con el hallazgo de calcificaciones en estudios
radiológicos, son altamente sugestivo de malignidad.
COMPLICACIONES
Reportándose sólo complicaciones menores (cistitis
postoperatoria, eventración en portal) relacionadas
con el procedimiento y sin recurrencia en el
seguimiento a largo plazo
CIRUGIA LAPAROSCOPICA
La técnica propuesta por los autores consiste en
la utilización de tres portales de 10mm, lo cual permite
la resección del uraco completamente, sin
embargo, debe tenerse en cuenta que el abordaje
laparoscópico no permite la resección de anomalías
del uraco cuando se encuentran en su corto trayecto
supraaponeurótico en el extremo umbilical, en
cuyo caso es necesario realizar una incisión umbilical
adicional para su escisión, y de esta manera evitar
la recurrencia relacionada con esta técnica,
debido a esta localización poco habitual similar a la
reportada en la serie de Cutting et al.23.
RESUMEN
El uraco es un remanente embriológico del alantoides,
la cual hacia el quinto mes de gestación
comienza a obliterarse y para el momento del nacimiento
se encuentra totalmente ocluida dando origen
al ligamento umbilical medio, que presenta
variantes anatómicas descritas por Hammond et
al.11, siendo la más frecuente la tipo III, es decir, la
unión de este ligamento medio con ambas arteria
umbilicales obliteradas para llegar al ombligo como
un elemento único, tal y como se confirmó en el
estudio.
Las anomalías del uraco no son frecuentes, se
calcula c en 1 en 5000, la edad de presentación es
muy variable y aunque no se ha reportado en la literatura
preferencia por algún sexo, la gran mayoría
de los pacientes en este estudio corresponden al
sexo femenino.
La patología se presenta en casos en que el uraco
no se oblitera totalmente luego del nacimiento (patología
uracal congénita) o en casos en que ha cerrado
normalmente pero sufre una reapertura parcial o
total (patología uracal adquirida). En relación con
esta repermeabilización Bauer y Retik12 describen
cuatro variantes de las anomalías del uraco. En
general el diagnóstico de anomalía del uraco es difí-
cil debido a su baja incidencia, ausencia de signos y
síntomas específicos y la posibilidad de simular
otros cuadros abdominales.
El divertículo vesicouracal, o anomalía tipo I, se
presenta como infecciones urinarias bajas a repetición
u otros síntomas urinarios inespecíficos que
rara vez conducen a un diagnóstico.
El seno uracal, que parece ser la anomalía más
frecuente5, se presenta como episodios de secreción
umbilical clara o purulenta, acompañada o no de
dolor abdominal periumbilical y fiebre. La descrita
tríada clásica caracterizada por descarga umbilical
de orina o secreción acuosa, dolor abdominal y síntomas
urinarios tipo disuria o poliaquiuria4, se presenta
sólo en casos de anomalías tipo III, es decir,
uraco patente en todo su trayecto.
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